Elegancia y sobriedad en clave francesa, esa combinación de belleza no estudiada que el resto del mundo siempre ha estado admirando e imitando sin saber dónde reside exactamente el secreto de su magnífico resultado. Nos remitimos al famoso "je ne sais quoi" para hablar de la decoración de la preciosa casa de hoy, porque queridos lectores, ya os puedo adelantar, que por mucho que me pierda en descripciones de materiales, colores y texturas, no descubriremos la esencia de su secreto. Y es que esta vivienda, como si de una "Parisina de pro" se tratara, si le preguntamos cuál es, nos responderá con la misma frase en francés...
Pero su encanto no termina aquí. Porque cuando leí la historia que alberga entre sus paredes, me trasladé inmediatamente a una de las lecturas que he podido disfrutar últimamente, Una Tienda en París, de Máxim Huerta. Si vosotros también habéis perdido entre sus páginas, lo entenderéis si os digo que la casa del post de hoy había sido una antigua
mercería, y que el presente y el pasado se mezclan en ella de una manera totalmente deliciosa y simplemente perfecta, como en su libro.
¿La visitamos juntos?
Situada en el distrito 14 de la ciudad del luz, ésta es también la protagonista de las distintas estancias de la vivienda, gracias a los grandes ventanales a los que se asoma. Los distintos tonos de la madera con acabados que potencian su calidez, se confunden con el blanco roto de las paredes, creando un efecto de continuidad que aporta suavidad y sobriedad y resaltan de manera maravillosa su pasado.
Loa armarios de madera de la cocina que habían albergado hilos y madejas, ahora le aportan personalidad a la estancia a la vez que sirven para recordar sus orígenes.
Pero no estaríamos en París si los hallazgos de marché aux puces no fueran parte de la decoración, como las sonrientes caras de la foto... Yo apostaría porque te dan los buenos días cuando te tomas el café por la mañana, se les ve simpáticos jeje
Un armario de los años 20 en el vestidor, procedente de un hotel, una antigua librería de hierro forjado, y un pájaro de madera encontrado en Porte de Vanves, que vigila sigilosamente detrás de la escalera, acompañan de modo excelente al pasado y presente de esta antigua mercería. Sus propietarios, el matrimonio Carmignac, han sabido darle la vida y personalidad que se merece una casa como esta, respetando su historia y a la vez escribiendo la suya propia.
(Todas las fotos vía/ vía TheNewYorkTimes)
7 comentarios:
Kat, un lugar maravilloso, sin dudarlo me trasladaba a la de "ya", que lujazo poder disfrutar en la ciudad de la luz de semejante "refugio"...¡¡jajaja!! en una sola palabra ¡¡PERFECTO!!.
Un besazo...aahhh...por si te apetece estoy de SORTEO...http://www.lamano-invisible.net/2013/11/sorteo-vintage-christmas-party-en.html
Magnífica la casa y si tiene historia mejor aún, me ha encantado!
Feliz semana! Bsos!
¡¡¡Ofú ofú, estoy a punto de morir electrificada de tantas babas que se me están cayendo en el portátil!!!
Wowwww, me la pido,simplemente perfecta con esa luz y esos ventanales. Me gustan las escaleras, el espejo enorme del comedor, y no digamos la habitación.
Un besote!
Hola! Acabo de descubrir tu blog y me ha encantado esta casa!! Preciosa, y de la grifería qué decir… Me he enamorado! Gracias por compartir!
Que lindo Kat preciosa luz y toda esa madera clara hacen un perfecta combinación ,,,además con mucha historia
Besos
Una casa muy singular, es cierto que tiene ese "je ne sais quoi", diferente, un tanto enígmático, quizas sean los contrastes entre techos altos y bajos o la distribución irregular de la planta lo que la hacen tan diferente y especial.
Fuera de lo común Kat, todo un descubrimiento.
Besos
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