Nuestra primera pastelería...
...está situada en una de las zonas más turísticas de una gran ciudad. Muchos podrían pensar que su belleza no tiene nada de oculta, pues no hay día en que los visitantes no se paren a fotografiar su rótulo y escaparates, de encanto decadente. Los 70 le sentaron de maravilla, y por suerte y obra y gracia de sus propietarios, nunca quisieron que el espíritu de estos años desapareciera.
Sólo hace falta pedirle amablemente a su dueño si nos deja hacer unas fotos al interior de su establecimiento, para que nos cuente, con los ojos brillantes, que hace muy pocos años sufrió un acoso y derribo, por parte de algunas "autoridades", que querían a toda costa el local para especular inmobiliariamente.
Algo que, curiosidades de la vida, solamente pudo detener la crisis.
Algunos, con sus cámaras, ven su belleza y quieren plasmarla en forma de recuerdo.
Otros, sólo ven un local donde poner la próxima franquicia destruyendo cosas, y...personas.
Nuestra segunda pastelería...
...tiene muchas décadas a sus espaldas, y sus sinuosas curvas setenteras nos trasladan a la estética que sin duda reinaba en la Gauche Divine. Sus propietarios, cercanos a la jubilación, llevan el cansancio en sus caras, aunque éste no se traslade a sus dulces, ricos, riquísimos, como siempre. Situada en una zona de gran tradición brocante, queda la esperanza (nótese tono sarcástico en mi voz) de que algún anticuario vocacional (y de espíritu) compre sus rótulos... Aún estamos a tiempo.
Y llegamos a nuestra última pastelería...
Ay el Modernismo...Aquí, otra vez, venerados turistas...Se encontraba (nótese el tiempo verbal empleado) en una ciudad mediana sin muchas pretensiones de visitantes extranjeros, una población que tenía una joya de esta época en sus manos, hecha a base de recuerdos de muchos de sus habitantes, que por generaciones habían sonreído al pasar delante de sus golosos escaparates, y que se conservaba casi intacta... A ella, su transformación le pilló hace pocos años, así que "algo" se pudo salvar, que no se diga que no hemos guardado las apariencias...
Aunque os confesaré un secreto: Yo era una de sus visitantes, y ver su mutación anodina mezclada con detalles anecdóticos de su pasado, me pone los pelos de punta ...
Es una lástima, pero a veces, un poco de azúcar, no puede endulzarlo todo...
Feliz fin de semana!!
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(Foto vía)
5 comentarios:
Uy... cuanta meláncolía en este post...es verdad, es muy importante conservar el alma de los sitios con personalidad y encanto...
¡Qué tengas un fin de semana estupendísimo!!! Un beso fuerte!!!
Me encanta tu post!!
Besos
Es una buena reflexión, a veces el azúcar no puede endulzar todo!!
Bsss
Me gustan esas reflexiones Kat!
Hola Kat, un entrada con palabras muy sabias. Es de admirar, a esas personas que siguen luchando y creyendo en su proyecto, y en el que el valor sentimental está por encima de todo el dinero que puedan ofrecerles. Me encanta tu sección.
Buen fin de semana, o lo que queda de él.
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